Elegí visitar la isla de Cuba por considerarla un "nicho" de la cultura latinoamericana mejor preservada por el aislamiento y el bloqueo comercial al que fue sometida desde 1959 aproximadamente por los EEUU.
En abril de 1961 fracasó la invasión en Bahía de los Cochinos ejecutada por unos 1500 hombres exiliados cubanos entrenados por la CIA en Nicaragua.
El aislamiento y la agresión armada acentuaron el acercamiento a la URSS, logrando Cuba beneficiosos convenios comerciales con el bloque soviético y otros países socialistas como China, Corea y Alemania Democrática.
A fines de 1991, la caída de la Unión Soviética generó una severísima crisis económica no sólo por la pérdida de el ingreso de 5000 millones de dólares por el comercio con el bloque socialista, sino por la crisis alimentaria provocada por el deterioro de la producción agropecuaria.
Fueron inevitables las protestas populares ("Maleconazo" 1994), la emigración de los "balseros", el racionamiento alimentario, energético y de transporte. Incrementó la criminalidad,la violencia y la corrupción al igual que la falta de credibilidad en los fundamentos socialistas;para combatirla se crearon los CDR (Comités de Defensa de la Revolución).
Los Estados Unidos, al percibir la severidad de la crisis cubana, acentuaron el bloqueo comercial con restricciones en la navegación hacia Cuba. Los isleños sólo pudieron defenderse con la apertura de la isla al turismo, la iniciación de primitivas formas de iniciativa privada.
Estas medidas económicas primarias permitieron mejorar un poco la situación interna, acompañando los incentivos para la producción agropecuaria con una intensa campaña educativa y de fortalecimiento de la identidad cubana a través del estudio de la historia de la revolución, la restauración de sus monumentos y edificios de profundo valor histórico.
De esta forma intentaron disminuir los riesgos de "contaminación ideológica" que el turismo y la circulación de los Cucs (cubanos convertibles) facilitarían.
Con estos mínimos antecedentes programé mi viaje a la isla de Cuba.
Primer Día.
Desde el inicio del itinerario surgen anacronismos, especialmente en el parque automotor y triciclos de transporte (la mayoría de tracción a sangre).
Sin embargo, comencé a ver automóviles modernos, europeos, últimos modelos, bien cuidados que eran conducidos, por lo general, a mayor velocidad de la permitida. Se trataba de vehículos contratados por turistas quienes se tomaban algunas licencias extras al conducir.
También circulaban motos viejas "recauchutadas" que sí pertenecían a los cubanos; eran básicamente aquéllos que la habían ganado por su eficiencia laboral y el estado así los había premiados.
De todas maneras, los nativos, especialmente los trabajadores agropecuarios, recurren a cualquier medio de transporte posible, desde tractores hasta camiones.
La presencia de la bandera cubana es muy frecuente como símbolo permanente e indiscutido de su independencia. No debería llamarnos mucho la atención, ya que otras naciones tienen la misma actitud, como los Estados Unidos. En nuestro país, Argentina, no es común ver a nuestra bandera como reflejo de identidad popular.
Sobre el mediodía llegamos al Parque Montemar con su Aldea Taina y el criadero de cocodrilos.
Los contrastes en el parque automotor continúan sin interrupciones, los automotores viejos fueron adquiridos antes de la revolución y de la abolición de la propiedad privada. Estos derechos de la propiedad fueron respetados aunque no se los puede comercializar.
La vegetación es tropical, abundante, frondosa.
Las construcciones son básicamente de madera muy bien tratadas y conservadas.
Se caracteriza por tener un gran lago de agua dulce, al que se llega en lancha por unos canales muy semejantes a los nuestros en Tigre, salvo por las palmeras.
Luego de recorrer en lancha un par de canales y cruzar el lago, llegamos a la Aldea Taina, que no es otra cosa que la reconstrucción de una aldea de indígenas autóctonos. Edificaciones con techo de paja, algunas de ellas construidas sobre el agua.
La vida de los pobladores autóctonos se reprodujo en esculturas de cerámica que revela la íntima relación del indígena con su hábitat y fuentes de alimento.
Estas esculturas se caracterizan por su sencillez, los colores naturales (carecen de pinturas) que asocié natural y espontáneamente con obras infantiles.
La sencillez de estas esculturas también puede apreciarse en otros lugares (Camagüey, por ejemplo) que contrasta radicalmente con la belleza, colorido y diseño de distintos mobiliarios y cerámicas importadas de Europa en el siglo XIX.
La violencia de este contraste revela la coexistencia de dos culturas o, mejor aún, de dos poderes económicos absolutamente opuestos, señores feudales y esclavos.
Al regreso de la Aldea Taina pasamos por el Criadero de Cocodrilos, estanque de tortugas y productores primitivos de carbón vegetal.
Visión desde la choza del carbonero.
Vi con sorpresa cómo manipulaban pequeños cocodrilos del criadero, que comparé de inmediato con las esculturas de los Taina, interpretando que la técnica utilizada era semejante a la de sus ancestros.
Para el almuerzo nos ofrecieron pollo, cerdo, res o....cola de cocodrilo que respetuosamente no aceptamos.
Alrededor de las 16:00 hs. llegamos a Cienfuegos.
Es una ciudad muy cuidada, en la que se invierte continuamente en su restauración.
Es notable el cuidado de todos aquellos edificios con valor histórico, a los que el turismo se dirigirá.
Monumento homenaje a J. Martí
Arco del Triunfo
Puede apreciarse la continuidad de las obras de restauración.
He notado con sorpresa que han construido muchas estatuas en tamaño real, insertas en sendas peatonales. De esta manera buscan los cubanos que la población tenga un contacto más próximo y que "perciban" que los próceres o personalidades de referencia fueron seres semejantes, verdaderos pares (opinión personal).
Finalmente llegamos a nuestro destino, nuestro alojamiento en Cienfuegos.