Calles empedradas toscamente, casas de estilo colonial con los frentes cuidados y restaurados. Sin embargo las reparaciones se han realizado en todo lo que es más visible (paredes, frentes); no ocurre lo mismo con los techos en los que se constata mayor deterioro.
El medio de transporte más utilizado es la bicicleta y los triciclos, los automotores son la minoría.
Cerca del mediodía es posible apreciar gran cantidad de pobladores en la calle en actitud ociosa.
La observación detallada del empedrado demuestra sus toscas características generando una superficie irregular que incomoda el paso. Es preferible deambular por las estrechas veredas más planas.
Resulta pintoresco ver grupos musicales interpretar temas caribeños, románticos que arrancaban nuestras sonrisas y, muchas veces, corear las canciones.
¿Qué era lo que percibíamos? ¿Una manifestación típica del espíritu cubano o latinoamericano, alegre y a la vez meloso, o simplemente era una caracterización armada para los turistas?.
Obsérvese con detenimiento el revoque de la pared que se encuentra detrás del guitarrista, y las "juntas" entre los bloques; se puede comprobar que las juntas son un adorno pintado sobre el frente y no tiene relación alguna con la construcción.
Esta característica nos permite asumir con buena probabilidad que las restauraciones no fueron integrales sino que sólo se buscó una mejor apariencia.
Los ventanales estaban provistos por vidrios claros y las figuras religiosas no eran abundantes ni lujosas.
Las compañeras de viaje, hispanas, las compararon con las españolas y relativizaron el valor de este ejemplar cubano. Personalmente, la austeridad de la construcción y la simpleza de sus símbolos me conmovió porque "sentí" que el templo era producto del esfuerzo y la fe de gente simple, poco educada pero con profundo sentimiento religioso.
Si comparamos los lujos de esa vivienda con la austeridad de la iglesia podremos percibir la coexistencia de dos sociedades cultural y económicamente disímiles.
Desde el primer piso de la vivienda de este empresario del azúcar se puede observar todo el pueblo que lo rodea.
A la salida de ese lujoso monumento a la riqueza del siglo XIX me encontré con algo inesperado, las insistentes demandas de limosneros. Había llegado a Cuba con la presunción de que las necesidades básicas de los habitantes estaban satisfechas.
Nuestra excursión continuó con la visita al Bar la Canchánchara donde nos esperaba el consabido grupo musical y un exótico trago frutal con ron el que, si se asociaba con una leve deshidratación, te ponía en órbita junto al Sputnik.
Este bar recibió también la visita de una pareja exótica, constituida por un joven cubano, negro, timorato, compungido; en cambio la dama se mostraba segura, suficiente y orgullosa por la exhibición junto a su pareja. Sin lugar a duda alguna, el clima tropical estimula la "circulación sanguínea".
La mañana concluyó con la visita a la casa de un alfarero reconocido en Trinidad, donde se nos ofrecieron pequeños recuerdos en cerámica.
Finalmente llegamos a nuestro hotel, en el que teníamos todas las comodidades y ambiente lujoso.
La excursión en Trinidad me condujo a analizar la coexistencia pacífica de dos realidades económicas total y absolutamente disímiles. ¿Cómo funciona el turismo en Cuba? ¿Por qué la gente no es más agresiva ante la diferencia económica? En la Argentina si cualquier turista sale con una cámara fotográfica a la vista será agredido y robado con alta probabilidad; en Cuba, en cambio, la sociedad no es violenta, la criminalidad es baja y los arrebatos o robos son poco frecuentes.Con la crisis de los años 90, Cuba se vió forzada a abrir sus puertas al turismo. El problema lo encaró a través de las inversiones privadas asociadas con el Estado al 50%. Cuba mantuvo firme una serie de requisitos, a saber:
- La mano de obra (construcción y funcionamiento del complejo) debía ser cubana.
- La empresa debía aportar el "know how", de tal forma que los hoteles pudieran seguir funcionando adecuadamente aún cuando se retirara el inversionista.
- Las regalías del inversionista no tenían condicionamiento alguno, podían girarlas a su país de origen o darle el destino que quisieran.
- Los convenios eran a largo plazo y beneficiosos para el capital inversor.
Simultáneamente a las inversiones privadas, el Estado disminuyó la asistencia a la población estimulando la creación de microemprendimientos (restaurants, pequeños comercios, puestos de ventas de bijouterie, cerámicas, etc.) asociados al turismo. El Estado registra y controla estos pequeños negocios y les asegura un mínimo de demanda para su subsistencia.
En el caso de bares o restaurants es muy frecuente la participación de músicos no tan calificados que viven de las "propinas" de los turistas.
Alrededor de los turistas pululan los "limosneros" que también reclaman unos centavos para su supervivencia.
La única explicación que he encontrado para que ese grupo social no se transforme violenta es que el Estado tolera esas prácticas pero no acepta bajo ninguna excusa que alejen a los turistas, fuente principal de ingresos en divisas. La represión de los delitos es intensa y las penas elevadas.
La mejor defensa ante esa situación es que los turistas se muevan en ambientes acotados "all incllusive" disminuyendo así el asedio de los "limosneros", aunque esto disminuye el acceso a los pequeños emprendimientos privados y, a la larga, afectará la política social. Es un tema a considerar y resolver.